La compañía Navimag tiene muchos amigos y enemigos por internet, lo cual hizo que nos decidieramos a coger los billetes 4 días antes de embarcar.
A estas alturas la cabinas más económicas ya estaban completas pero la chica que nos atendió nos consiguió poner a precio de litera en una cabina de 4, donde coincidimos con una pareja catalana.
Al final resultó que nada de lo que leimos acerca del trayecto era cierto: La comida estaba rica, no había ganado suelto, los tripulantes no eran ogros y los baños estaban limpios; tuvimos mucha suerte con el tiempo, solo llovió cuando salimos al oceano, que con el movimiento del barco lo pasamos en el camarote, mientras Mauricio(un tripulante ruso-mapuche-polaco del que nos hicimos amiguete) nos contaba todas las historias trágicas del barco y de los espiritus que en el habitan...
Los paisajes espectaculares; pudimos ver el Pio XI, el glaciar más grande de Suramérica, visitar Puerto Edén y ver la Patagonia desde otra perspectiva. Hicimos un grupo de amigos españoles con los que nos echamos unas risas y compartimos buenos momentos.
Sin duda fue una gran experiencia.
Fotos aquí
0 comentarios:
Publicar un comentario